Entre las diversas muestras de artesanía tradicional que encontaremos en los comercios, destacan los saleros de madera, las beçulles, la cerámica, la cestería y la artesanía agroalimentaria.
Los saleros, que se fabrican desde tiempos inmemoriales en las mismas casas, acostumbran a ser de madera de pino y están decorados exteriormente con esgrafiados de motivos tradicionales. Se utilizaban tanto para uso domestico como por parte de los pastores, y servían para poder tener la sal cerca del fuego, resguardada de la humedad, sin que se quemara ni se ensuciara.
Las beçulles eran utilizadas, sobre todo, por los pastores. Se trata de un recipiente hecho de corteza de abedul, que servía para coger agua de los estanques, fuentes y ríos, incluso servía para calentar líquidos en el fuego.
Habían existido dos importantes alfareros: uno en Gerri de la Sal y el otro en Rialp. El primero cerró definitivamente el horno después de la guerra civil, y el segundo, hizo lo mismo alrededor del año 1962. Actualmente, en el Ecomuseo de los Valles de Àneu se pueden adquirir reproducciones de las piezas más tradicionales: pitxelles, platos, soperas, bandejas, escurridoras, queseras…
La cestería también era una actividad que, poco o mucho, se ejercía dentro de las mismas casas cuan todo el mundo se autoabastecía de lo necesario para vivir. Por lo tanto, las cestas se fabricaban con lo que tenían a mano en cada momento: vímet, tintolaina, avellanos… hoy se produce cestería básicamente de avellano: paneras, cestas para ir al huerto o a coger setas…
Finalmente, encontraremos numerosas muestras de artesanía agroalimentaria relacionada con los lácticos (quesos, yogures), el procesamiento de las carnes (embutidos, patés, pa de fetge), las plantas medicinales y aromáticas, las frutas (mermeladas, licores), etc.
Fuente: Turisme del Pallars Sobirà